El trato personal, la perseverancia y el hecho de trabajar con productos de máxima calidad y al mejor precio hacen que Can Kiku se sitúe en un lugar importante dentro del ramo del servicio a la hostelería. En 2004, la empresa abre una sala de despiece, con 600 m2 de superficie y una plantilla de 25 trabajadores que se encarga del suministro de carnes a distintos establecimientos, bares, restaurantes y hoteles de la zona.
En junio de 2014, con la incorporación de Xavier, la segunda generación de Can Kiku, la empresa apuesta por un nuevo proyecto para adaptarse a los tiempos actuales, sin dejar de ofrecer el mejor servicio. La carnicería de la calle Lleida se convierte en un cash de carne, ofreciendo un producto de calidad, pero a precios de mayorista.
El año siguiente, la empresa amplía su negocio y abre dos nuevas tiendas en Palamós y en Girona. Siempre con la premisa de ofrecer un servicio de máxima calidad al mejor precio e introduciendo en el mercado productos excepcionales de todo el mundo, como las carnes de Wagyu o de Kobe, entre otras.
En definitiva, la historia de Can Kiku es la de una familia emprendedora, dedicada con esfuerzo y perseverancia a un proyecto común. Son 33 años de trabajo en equipo gracias al apoyo de distintos profesionales que se han ido sumando a la empresa a lo largo de su trayectoria.